Entre lo disfórico de las esperas y los huecos cascanueces, todas las nueces con casco de vez en cuando, también.
Tengo la certeza de que la cereza a veces es menos. Que toda la lluvia junta, que toda la nube barre.
Me descoso las pupilas, tan sólo de día, para ver un poco más.
Me arruino las arrugas y entretejo un pecho nuevo para salir a jugar.
Y abro la puerta y me la cierran en la cara, a veces, así no era San Nicolás. Me contaban otro cuento, me inventaban otra estela, otro silencio, otro olorcito a café con leche.
Me cantaban otro tul, me pintaban otro sueño. Y sigo sin saber tejer, y sigo sin saber bordar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario