Disculpame por nacerte. Es siempre una historia entre pomelo que no desiste pronunciar los nombres ni lo amargo de las voces que corrieron.
Y despierta y mira por la ventana, y se percata que en el mundo hay almas inquinas que incuban cada tanto tantos males, tantas sales, tantos huecos superpuestos.
Y no entiende. No extiende los símbolos oníricos a una realidad que se plasma en las mejillas, que trota las paredes. Toma el rodillo solamente para intentar borrar huellas de las pesadillas de antaño, aunque sólo consigue volver a ver muecas.
Pobrecita tiene fiebre, pobre rana en desvarío que lucha entre el pasado y el porvenir.
Se le congelan las incógnitas, se le vomitan las risas, se le sacuden los besos. Pobre rana, que creía que la cosa era sueño.
Zurcirá sus heridas cada día, comerá de sus vientos otra noche y cada tanto saldrá a la luz para sorber las lágrimas de los duendes sin quijada.
No me vengas con que la mayéutica es la respuesta. This solution is not inside. Not insight.
Dasein. Tengo un cuerpo que me cansa.
Sosein. Tengo un alma que me alcanza.
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