12.19.2008

Me lanzo. La cama sin hacer se me descosen las pestañas. Soy cielo, silencio y cielo desperdiciando la mañana. Me hundo. No anda más el despertador que creo que tenía guardado en el cajón, o no, o te lo regalé o lo enterré en el fondo del jardín, o le pagué para que no suene, o lo apagué.

Erguirme. Una odisea, sentirme en eje vertical-horizontal alineadamente haciendo la diferencia entre una bolsa de residuos y un sujeto. Sujeto a futuros pequeños, intensos pedazos de segundos que no saben caminar. Les tiemblan las patitas, vienen a rendir examen y yo, me ajusto las gafas, yo, me vuelvo temirotemirotemiro decimeloquesabésyloqueno.

Camino. Me siento bola de trapo arrastrando trampas de osos. Son ladridos ahora, tengo todas las piernas rajuñadas. Sin pulso. Sin ganas. Yo voy.

Expulso poco a poco el estómago por los ojos. Me parece que hoy no tengo vida. Hoy un vegetal me gana la carrera.

-Hola, para pedir un turno con el Resucitador

-No hablamos español

-Chitumá!


A veces, los textos viejos saben expresarse mejor que uno mismo...